Estamos acostumbrados a que los aparcamientos sean grises,
sin colores amenos. Diseñados con una planificación estricta. La única utilidad
que se le suelen dar a los aparcamientos suele ser la de aparcar el coche. Pero…
¿Hemos pensado qué pasaría si otorgáramos a estos espacios un uso más divertido
y colorido?
En Berlín sí lo han pensado, concretamente Büro Kiefer,
quien hizo de un aparcamiento para coches un entorno urbano donde niños y niñas
puedan jugar sin quitarle su primera utilidad.
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