Una instalación artística es un género de arte contemporáneo
que surge en la década de los 60 como movimiento artístico donde la idea de la
obra prevalece sobre sus aspectos formales, y en muchos casos la idea es la
obra en sí misma, quedando la resolución final de la obra muchas veces como
soporte. Sin embargo es en los 70 cuando empieza a tomar un fuerte impulso.
Las instalaciones
utilizan cualquier medio para crear en nosotros una experiencia que nos
provoque sentimientos profundos y arraigados en un ambiente determinado. Los
artistas emplean directamente el espacio de exposición para crear arte. La obra
es transitable por el espectador y se puede interaccionar con ella.